Adolescentes en transición. Pensar la experiencia de género en tiempos de incertidumbre (Edicions Bellaterra), es el último libro de Miquel Missé y Noemí Parra. El libro es una adaptación del estudio Adolescencias trans. Acompañar la exploración del género en tiempos de incertidumbre, encargado por el Ayuntamiento de Barcelona y realizado en la Universidad de Vic, donde Missé suele colaborar. Llamarlo adaptación es ser generosos; la única diferencia entre el informe y el libro son el prólogo y algunos párrafos de la introducción. El resto, hasta donde yo vi, es una copia textual, así que si están pensando en leérselo les recomiendo ahorrarse el dinero y descargarlo gratis (de forma completamente legal).
El libro/estudio es la respuesta a un fenómeno que la mayoría de activistas trans eligen ignorar, y al leerlo queda claro el por qué. Usando los datos amablemente cedidos por Trànsit (esos que los demás no tenemos derecho a ver), llegan a la misma conclusión que el Informe Trànsit, pero es imposible abordar el dramático aumento de chicas adolescentes en las clínicas de género sin ceder ni un centímetro a las tránsfobas. Este libro ofrece la única solución posible: fingir que las tránsfobas nunca han dicho nada, que las charlas, los informes, las conferencias, los artículos, las entrevistas, los documentales y demás nunca han existido.

Puede que la editorial se equivocara (irónicamente) de género, confundidos por el formato poco habitual y el patrocinio institucional y académico, pero el contenido del libro deja claro que es una novela de fantasía. Missé y Parra nos invitan a viajar a un mundo ideal en el que todos tienen buenas intenciones y el desacuerdo no existe. A lo mejor es uno de los universos paralelos de Stephen Hawking, en el que el transactivismo campa a sus anchas sin que nadie le plante cara. En el mundo de Missé y Parra no existen Suecia, Finlandia ni Noruega, probablemente engullidos por un tsunami báltico, y todas las personas críticas morimos de un virus infantil muy selectivo.
¿Cómo, sino, puede explicarse que un estudio universitario, publicado por una editorial académica, se pase por el arco del triunfo todos los hechos y literatura que no están de acuerdo con su tesis? Miquel Missé es “sociólogo, experto en género y sexualidad”, Noemí Parra “doctora en Estudios de Género, trabajadora social, antropóloga y sexóloga”, según sus respectivas biografías. ¿Pueden ser buenos expertos o investigadores si no están al corriente de cosas tan obvias como que Finlandia rechazó la terapia afirmativa en 2020? ¿O no les pareció relevante? Entre la publicación del estudio (mayo de 2022) y la del libro (noviembre de 2023), Feministes de Cataluña organizó varias presentaciones de su propio informe, pero nada de esto merece ni una nota al pie, aunque trata del mismo fenómeno y usa los mismos datos. De nuevo, la única respuesta lógica es la más obvia: este libro es una arriesgada apuesta por el género fantástico que busca sorprender a su público. Y funciona.
Estoy lejos de ser un experto en transología; mi cerebro está bien alineado con el sexo que me tocó en la lotería del hospital, y encima lo usé para estudiar bioquímica, una carrera cisheterocolonial que no tiene en cuenta las subjetividades e interseccionalidades de los sujetos de estudio (las células). Pero incluso yo, con todas mis taras, me quedé con la boca abierta al imaginar el fantástico mundo de Missé y Parra. En este mundo, todos los profesionales entrevistados creen que la transición médica se hace con demasiada prisa:
“Cuando acabamos el trabajo de campo de esta investigación, una de las principales cuestiones que nos sorprendieron es la complejidad de las relaciones entre profesionales, familias y adolescentes. En especial, constatamos que una idea se repetía incesantemente en sus relatos, y es que todos consideran que hay demasiada prisa y urgencia en los acompañamientos. Y esta percepción se presentaba como una crítica a los otros dos polos del triángulo: los adolescentes sienten que sus familias y los profesionales tienen prisa, los profesionales sienten que los adolescentes y sus familias tienen prisa, las familias sienten que sus hijos e hijas y los profesionales tienen prisa. Esta dinámica sorprendente refleja dos cuestiones clave: por un lado, que todos los actores de esta tríada consideran que el ritmo de los acompañamientos es demasiado rápido y acelerado, y por otro lado, que todos piensan que ellos son los únicos que lo creen así.”
¡Cuánto tienen que aprender nuestras versiones locales de esos médicos de otro mundo! Ojalá vinieran las Rosas Almiralles, Lucas Plateros y demás personas de ese universo paralelo a hablar con sus otros yoes. A lo mejor así verían la luz de una vez por todas. Y si lo hubieran hecho hace años, mucho mejor. Nos habríamos ahorrado tantos disgustos. Ese Trànsit que era un despacho/garito ilegal en el que recetaban hormonas a cualquiera que las pidiera, y que fue presentado en sociedad por Miquel Missé en unas jornadas de activismo trans (¿este Missé, o su alter ego malo?). El modelo de atención impuesto por ese mismo activismo, que dice negro sobre blanco que sí, que hay que recetarle hormonas literalmente a cualquiera, y todavía sigue vigente a la espera de que impongan otro peor. Por no hablar del acoso, las denuncias, las agresiones y la cancelación de las que se atrevieron a criticarlo. Y, sobre todo, de las personas afectadas por estos tratamientos repartidos como si fueran caramelos, y de las operaciones hechas sin ninguna reflexión. No, nuestro mundo no es fantástico.
En el mundo de Missé y Parra, todos los verdugos son víctimas que actuaron bajo coacción por el miedo a ser cancelados. ¿Por quién? No lo dicen. Solo mencionan que hay una fuerza anónima que atemoriza a los expertos más reputados, que los empuja a ser temerarios, reprimir sus críticas y sacrificar a los hijos de los demás para salvar su pellejo. En el prólogo, Cristina Garaizábal y Gerard Coll Planas dicen:
“La sobredimensión del principio de autoidentificación dificulta enormemente los acompañamientos. Como expresan en este libro profesionales que llevan años haciendo acompañamiento desde un compromiso inquebrantable hacia los derechos de las personas trans, actualmente trabajan con el miedo de recibir la acusación de transfobia si invitan a la persona a indagar, a cuestionarse, o a explorar alternativas.”
Como soy profundamente ignorante, no puedo imaginar lo que es trabajar con el miedo de recibir la acusación de transfobia. Conozco de oídas a algunas personas que sí lo saben, y solo puedo decir que me alegro de que en ese mundo ideal no exista la ley trans, que promete sanciones económicas y legales para los que inviten a alguien a indagar sobre su género. ¿Y quién, me pregunto, impuso con trampas esa ley que tanto miedo causa?
A ratos, la novela es demasiado fantástica. Nadie se cree que el Centro LGTBI de Barcelona ayuda a “desmedicalizar” los procesos de transición para los adolescentes, cuando hacen charlas en las que se cantan las bondades de las hormonas y se minimizan sus riesgos. Los extraterrestres deshidratados de El problema de los tres cuerpos son más creíbles.
Espero sinceramente que como obra de fantasía tenga éxito, porque como obra académica es un fracaso. Missé y Parra ignoran abiertamente todo lo que no les conviene, hacen tímidas acusaciones, evitan cualquier autocrítica y se quedan con sus frases biensonantes y sus promesas de cambio. Mientras tanto, los adolescentes siguen pasando por la consulta a recibir sus recetas y aumenta el número de cirugías. Este intento nimio de mostrarse críticos con la línea del partido no ha tenido ningún efecto, que es lo que suele pasar cuando tu prioridad es quedar bien.
Una vez invité a Miquel Missé a “salir de la guerra de trincheras”, como dice Garaizábal que han hecho en este libro. Me acerqué al escenario después de una de sus charlas y le ofrecí participar juntos en algo, mostrar que se puede debatir sin amenazas ni insultos y que estamos de acuerdo en algunas cosas. Pero no quiso. Le preocupaba la reacción de los suyos si lo veían con los otros. Será que, en el fondo, Missé y Parra tampoco se creen ese mundo fantástico que han dibujado.